Décima y última entrega de las desgrabaciones de Desde el Confinamiento, el programa que nuestro cumpa Facundo Sinatra Soukoyan produjo pa entender como vive la sociedad argentina en tiempos de coronacrisis. Está vez el diálogo es con nuestro también compañero Tomás Astelarra. ¿Cómo se vive el apocalipsis o pachakuti dentro de las neoruralidades jipi pachamamescas?
Por Facundo Sinatra Soukoyan
La pandemia puso en evidencia las alienadas condiciones de vida en las ciudades, con hacinamiento, falta de servicios básicos y desconexión de la raíz vital. Sin embargo hubo quienes tiempo atrás eligieron alejarse de las urbes apostando por una vida en la ruralidad, conectados con la naturaleza y apostando a redes de comercio justo y comunitarios. Tomás Astelarra, periodista, economista, distribuidor de libros independientes, ex porteño y actual vecino de Yacanto en Traslasierra, nos ayuda a pensar estos temas.
Nos parecía interesante charlar con vos en este último episodio, para pensar el confinamiento desde un lado totalmente diferente, pensandolo fuera del porteño-centrismo. Ésta es la idea, la invitación a pensar...
Me parece que está buenísimo. En primer lugar, contar que estoy en Yacanto abajo, en un barrio sacha permacultural en Traslasierra, provincia de Córdoba. Después decir que creo que si hay algo que quedó en la conciencia y que realmente va a modificar esta crisis sanitaria, social y económica, es el tema de la ruralidad, el tema de la concentración en las grandes urbes y todas las situaciones de explotación laboral, de falta de salud en general y de una forma de vida que está caduca. Acá si bien rigen las mismas normas de confinamiento, hay otras experiencias comunitarias, hay otros saberes... las restricciones se viven un poco con mayor flexibilidad, desde el hecho de que estamos acostumbrados a estar con les niñes y que elles tiene amplio espacio y comunidad para habitar o entretenerse. Acá obviamente el wifi no funciona muy bien, así que la escolarización a distancia es complicada. Por ejemplo, la otra vez un vecino, "el Shushu Da Serra", le dijo a la maestra "mire discúlpeme pero mi computadora no es la del Ministro de Educación, mi casa no es un aula y ni yo ni mi mujer somos maestros". Acá les niñes tienen todo un espacio para explorar, con actividades como juntar leña, hacer la comida, tienen cerca amigues, ties que pueden consultar en un montón de dudas, un montón de juegos sin mucho costo pa les adultes. Y de alguna manera, mas allá de respetar las normas que ha impuesto el gobierno de confinamiento, de barbijo y de distanciamiento social, lo cierto es que al igual que pasa con los barrios populares de las grandes urbes, acá hay un espíritu comunitario y un quehacer comunitario que hace que en el barrio entre les vecines nos visitamos. De hecho yo estoy acá aprovechando el internet y el wifi de un vecino, de una familia amiga, que también es una pareja que vive en la ciudad y que de casualidad le tocó pasar el confinamiento acá y están muy contentos porque ven que hay otra calidad de vida. Desde el poder salir a caminar tranquiles hasta todo lo que es la alimentación. Acá siempre ha habido fuertes redes de consumo colectivo, de alimentos orgánicos, hay productores, hay locales cooperativos como los que yo participo, Humano, que en el medio de la crisis pudo atajar un montón de productores que vendían en ferias y ahora están pudiendo vender en los locales. Hay otra calidad de vida y mucha gente de las ciudades comienza a ver esto. Y por eso nosotros también acá nos estamos preparando para el post-cuarentena, que sabemos que no va a ser una vuelta a la normalidad, si es que existía, porque también de alguna manera enmarcamos esto en una crisis civilizatoria, como diría Zibechi, esto es un episodio mas de una civilización, de un sistema capitalista, que no está pudiendo dar respuesta a las necesidades mas básicas, no solo en este tema sanitario, sino ya lo veíamos en un montón de territorios, en todo lo que los cumpas zapatistas llaman la cuarta guerra mundial.
Y mas allá de los debates que se den en los medios y los debates que se den en el gobierno, acá hace rato que venimos apostando por otra forma de vida y también por una economía que tiene que ver con lo comunitario, que tiene que ver con los recursos propios de la madre tierra. Nuestra calefacción es con leña que el monte nos brinda, nuestra medicina también es natural, casi todes tienen huerta, o frutales, o un vecine que si la tiene. Los kioscos están lejos, medio que se comparten las reuniones en las casas...Medio que es todo por dos pesos. Y si encima tenes un laburo en la city o por internet, o te mandan, por ejemplo, diez lucas del IFE, o la AUH, o un salario social, con eso compras el arroz, una bolsa de cemento, alguna herramienta, y dale que va.
Por otro lado hay muchas visiones que se imponen desde la ciudad, desde el eje urbano capitalista hegemónico mediático, y que acá no cierran. El otro día, por ejemplo, con unas compañeras, estábamos hablando de un concepto que se nos ocurrió: “Soberanía Sanitaria”. Porque en medio de esta crisis no se nos permite ir a nuestros propios médicos, a nuestras yuyeras, a los que nos hacen reiki, que son nuestras formas de salud y encima, muchas veces es por trueque o a precios muy baratos. Mucha gente acá del lugar, incluso sin tener este discurso típico de las organizaciones sociales o los nuevos movimientos pachamamistas, se da cuenta que si acá no ha entrado el virus es porque tenemos una forma de vida mucho mas saludable. Nuestro alimento, el aire, el ejercicio, mismo en el humor. Porque el confinamiento no es que estamos encerrados en un departamento, sino es que estamos en el medio del monte con la naturaleza, en contacto con el sol y un montón de cosas que hace que acá no se han registrado casos. En San Javier, solo una familia que trabajaba en Villa Dolores en el Banco Nación, que fue donde surgió el primer caso en Traslasierra. Pero lo cierto es que en el valle, en la montaña, no están habiendo casos y creemos que tiene que ver con esta fortaleza inmunológica y también con todas estas herramientas de salud que como dice nuestra maestra Anita Domínguez, no son alternativas, porque estaban mucho antes que la alopatía y la ciencia positivista y que son las medicinas tradicionales de los pueblos originarios que hoy siguen sufriendo los embates del capitalismo y sin embargo son la verdadera esperanza y alternativa que muchos sectores de la población mas urbana hemos decidido adoptar. Hemos decidido trasladarnos de las ciudades al campo en un país, en donde, como dice actualmente el Juan Grabois como parte de su Plan de Desarrollo Humano Integral, hay una concentración muy alta de la población en las ciudades. Quizás la mas alta del mundo, en un territorio muy amplio y apto para generar alimento y no esta agro-exportación que no es alimento y que tampoco nos beneficia como población.
Un poco esto es lo que se vive por estos pagos.
Recién nos contabas el día a día, y si bien ustedes no son ajenos a la información, no se vive la psicosis, la paranoia y el miedo al otro que se ve exaservado en la ciudad, no funciona de la misma manera ahí en el valle. Y entiendo entonces que es la pregunta de muchos saber ¿Cómo se vivió estos más de 100 días de confinamiento, si pudieras hacer un raconto breve, en el monte nativo, en el monte cordobés? porque seguramente no fue similar a la de las grandes ciudades…
Ya te digo que no es similar desde que es un confinamiento abierto donde las cosas se dan de una forma mas natural, mas continua, incluso desde una perspectiva que ya era bastante comunitaria. Mientras que en las ciudades se han generado, por un lado, raptos individualistas, como esto de no querer que entren los médicos a los edificios. Pero también muchos actos de solidaridad y de comunitarismo, como les jóvenes que le llevan la comida a les adultes. De alguna manera esta pelea entre dos visiones, las mas individualista y el sálvese quien pueda, y una visión que me hace recordar mucho al maestro Alfredo Moffat, que alguna vez en una entrevista me dijo "bueno, en este capitalismo o nos curamos todes o no se cura nadie". Yo creo que acá, en estos territorios neo-rurales, vamos a llamarlos, desde la visión ancestral de la gente que puebla acá el territorio, como de esta nueva gente que estamos viniendo, a los que elles llaman jipis, ya estaban los lazos comunitarios. Si bien uno sale y se pone el barbijo y uno trata cumplir con las normativas, lo cierto es que hay una comunidad que es una familia ampliada. Entonces bueno, ahí nos damos el lujo del abrazo, nos damos el lujo del compartir, que también creemos que es parte de la salud.
Y después inconvenientes como el hecho, por un lado, del porteño-centrismo de las políticas de gobierno, todas las dificultades que tuvo acá mucha de la población para acceder por ejemplo al IFE, o esto de pensar que todos tenemos wifi y computadora para que les niñes se eduquen y no, preferimos educarlos de otra manera. Y después los abusos policiales, que estuvieron a la orden del día, el hecho catastrófico de esta cuarentena de que la autoridad este en poder de la policía, de la fuerzas de seguridad, que siempre, hemos sabido, son personas educadas con criterios rígidos, que no son educadas en la protección, sino en el abuso de poder. Y después muchas dificultades para transitar, por ejemplo con los alimentos. Nosotres en la cooperativa Humano tenemos tres locales, dos en lo que es Traslasierra provincia de Córdoba, Villa Las Rosas y San Javier, y uno en Merlo que es provincia de San Luis. Y ahora estamos haciendo unos malabares bárbaros porque tenemos un bloqueo puesto por el gobierno en la frontera, a lo cual, bueno, hacemos lo que se llama el pasamanos. Va una compañera con todos los productos hasta el limite, va otra compañera de Merlo... medio como las cholitas en La Quiaca-Villazón. Y si bien hay municipios que nos reconocen y habilitan, hay muchas instituciones que no nos reconocen, a las organizaciones de la economía popular, que somos las que estamos brindando alimento y salud, entre otras cosas. Se nos ha vuelto muy difícil circular, se piensa que acá lo único que nos va a alimentar son los supermercados. Pero así y todo nos la hemos rebuscado, hemos buscado en los contactos que tenemos por todo el trabajo que se ha hecho a través de la UTEP, que es la Unión de Trabajadores de la Economía Popular, en tener contactos con el gobierno, en articulación con las municipalidades. Hemos podido colaborar con las colectas de alimentos y de alguna manera acá desde muchos municipios, al menos en particular el de San Javier, nos toman como un actor importante de la economía y de la política y en eso se han generado muchas cosas. Pero, bueno, es una situación incomoda que afecta a nuestra cultura, a nuestra forma de vivir, a nuestra forma de alimentarnos, de salud y que una vez más pone de manifiesto estas diferencias que tenemos en las formas políticas del Estado o con las instituciones de seguridad.
Y también, yo al menos en particular, vengo reflexionando en los últimos días, que me parece una picardía, que en este país la derecha nos haya robado hasta el derecho de la desobediencia civil. De alguna manera estamos todos apoyando a este gobierno y sabemos que una importante parte de la población que piensa que la estrategia frente a esta crisis es el confinamiento. Pero a la vez vemos que ese confinamiento tiene que ver con el avance de un montón de estructuras del sistema capitalista, como puede ser la tecnología, internet, el 5g, que tiene que ver con la medicina positivista, con encontrar una vacuna y no con desarrollar un montón de formas de salud alternativa. Tiene que ver con los grandes negociados de las multinacionales, donde el gobierno está firmando acuerdos con Pfizer, con Bill Gates, donde se sigue desmontando, donde se sigue avanzando en la frontera agrícola de la soja que sabemos que es muerte. Entonces de alguna manera, mas allá de la alianza estrategia que hay de los movimientos sociales actualmente con el gobierno, nos parece que está bueno denunciar que esto también, la forma en la que se encara políticamente y la que se encara como gobierno, tiene que ver con el positivismo científico y tiene que ver con el sistema capitalista en el cual estamos encuadrados y que creemos que es nocivo y que es el gran responsable de esta crisis civilizatoria en la cual este covid 19 se enmarca dentro de este proceso. De hecho hay muchos estudios de que estas enfermedades están naciendo de la mala producción de alimentos, de un montón de situaciones que tienen que ver con el desarraigo de la naturaleza, de nuestros pueblos originarios. Y entonces dentro de esa contradicción, tratamos un poco de andar navegando.
Si bien ustedes están viviendo en consonancia con la naturaleza, es cierto también que muchos que viven en aquella zona lo hacen del turismo o mas bien del movimiento de gente dentro del valle genera el turismo y con el un recurso económico fundamental. ¿Como están viviendo la falta de llegada? porque si bien puede tomarse como una invasión el turismo, también es cierto que mueve la economía. ¿Como están haciendo, como se están acompañando para pasar este otro inconveniente?
En primer lugar comentarte que Traslasierra es un lugar que vive esta ola de turismo, que vale aclarar como dice Zibechi, es una forma de extractivismo, hace pocos años. Muchos recordamos cuando llegamos, en los inviernos no había turismo y básicamente vivíamos en base al trueque o alguna changuita que teníamos en las ciudades. O en mi caso, yo me iba una vez por mes a Córdoba Capital a vender libros. Esta cuestión de la austeridad en el invierno es algo que los que vivimos acá, no te digo hace un década, sino apenas hace un lustro, ya lo habíamos experimentado. La población originaria ni te cuento. Porque hace 20 años no existía el turismo. Este no es un lugar como Tilcara o como Bolsón o San Marcos Sierras que vos con una temporada podes vivir todo el año, sino que una temporada acá de venta de artesanías o en un local como Humano, apenas te alcanza para un par de meses más o para comprar algo o para pagar deudas. O sea que no es tan fuerte el impacto de la falta de turismo. Y por otro lado, por ejemplo en el local cooperativo Humano, apenas empezó la pandemia nosotres ya veníamos desarrollando una estrategia, ademas de lo que es la artesanía y el arte que es lo que mas se vende al turismo, toda una estrategia de comercialización de productos de la economía popular, del alimento. Y cuando empezó la pandemia supimos que teníamos que reforzar eso. Así que comenzamos a profundizar el trabajo con productores que no son parte de la cooperativa pero que nosotres comercializamos. Productores que no pueden vender en la feria, o incluso empezando a traer yerba de Misiones directamente, azúcar mascabo.
Entonces de alguna manera fue cambiar un poco la perspectiva económica en un eje que ya veníamos teniendo que era el de soberanía alimentaria y la autonomía. Mismo muchas compañeras que hacían vitrofusión o que hacían cueros o que hacían almohaditas relajantes, empezaron a vender tartas, bizcochitos, yuyos, condimentos... hasta pasta de dientes. De alguna manera fuimos re adaptando nuestra producción al consumo interno. Y bueno, eso es un poco algo que ya veíamos que podía suceder. No apostamos todo al turismo. Humano siempre se caracterizó por ser un lugar de venta de productos a un precio justo, entonces ya tenemos un montón de publico que es local, no solo de la gente venida, sino también de la propia gente del lugar que ademas va revitalizando el hecho de venir a la tienda a comprar yuyos medicinales o leche, yogur casero, dulce de leche de cabra, queso de cabra, un montón de productos que no están apuntados al turismo, si bien lo consumen, sino al publico interno de acá de traslasierra.
Te pido ahora una reflexión final sobre tus escritos, ya que entre otras cosas que haces, estas escribiendo una serie de “Charlas del Monte” que salen en tu pagina y en La Luna con Gatillo. ¿Cómo le pudiste encontrar una poética, un relato, una crónica, como encontraste esa veta dentro de este momento tan extraño, pudiéndolo mirar desde otro lado?
Las Charlas del Monte fue una sugerencia, ya hace tres años, del Mariano Pacheco, que es un compañero y amigo periodista, militante, cabeza, dice él, fundador de La Luna con Gatillo, que de alguna manera me pidió que hiciera algo parecido a lo que yo hice en su momento con Las Andanzasenabarcas, que es un libro de relatos de viajes, de caminantes sudakamericanos, pero ya en esta nueva situación que yo estaba viviendo, que era este adaptarme al monte (la sierra maestra dice él) y esto que algunos sociólogos llaman la neo-ruralidad. El neo-hipismo. Graciosamente yo le puse que son columnas de ciencia ficción jipi, y un poco se inscriben en esta cosmovisión andina del Pachakuti, que es parecido a lo que los occidentales llamamos el apocalípsis, pero que para la cosmovisión andina es una renovación. No es una muerte sino que es un resurección, un cambio de era, un momento donde las polaridades, las dualidades, se empiezan a confundir, donde las amarus serpientes vuelven a tejer los sentidos del universo y de alguna manera la gente que estamos viviendo acá, estamos recuperando esos saberes ancestrales con una visión de pensamiento critico de esto que les cumpas zapatistas llaman la hidra capitalista. Entonces las Charlas del Monte de alguna manera reflejan esta experiencia de gente criada en la urbe, criada en el patriarcado, criada en todos estos vicios que hemos adquirido les humanes en los últimos siglos y para mostrar esas contradicciones y esa búsqueda, que tiene sus dificultades. Y también, de alguna manera, reflejarlo de un modo gracioso, en charlas informales en el bar del Mario (que es la bar criollo acá en el pueblo), o en el medio de una Minga, o en un temazcal, pero de alguna manera a través de eso, generar una columna de opinión y de reflejo de esta sociedad nueva que estamos creando. Otro mundo posible dicen también las cumpas zapatistas.
No me queda mas que invitar a la gente que se aceraud a Traslasierra a visitar Humano, esta cooperativa de la que nos hablabas y leerte.. ¿donde lo pueden hacer?
Me pueden leer en mi blog astelarra.blogspot.com o en lalunacongatillo.com, que es un proyecto de comunicación vinculado a los movimientos sociales que tenemos acá en la provincia de Córdoba. Ahí salen las Charlas del Monte, salen artículos sobre economía social que es un tema que estoy investigando últimamente, las picantes editoriales del Lea Ross y sus artículos de cine, y un montón de colaboraciones de compañeros y compañeras desde la perspectiva, decimos nosotres, de una critica política de la cultura.
Podes escuchar la entrevista completa en: www.radioconaguante.com.ar/podcast-dec
“Desde el confinamiento” nace como un podcast radial emitido por Radio con Aguante entre mayo y julio de 2020, con la intención de intercambiar opiniones, saberes y pareceres en tiempos de pandemia y donde nuestros cuerpos no pueden encontrarse. Luego de 10 capítulos dimos por finalizada la experiencia radial que pronto se convirtió en intención y necesidad de volcar aquellas entrevistas a palabra escrita como memoria de un tiempo de confinamiento pensado desde diferentes disciplinas y desde la experiencia directa de sus protagonistas.
(Entrevista realizada en julio de 2020)
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