“En esta sociedad en que la mentira está convertida en orden, no hay nadie sobre quien triunfar, sino sobre uno mismo”
Manifiesto Nadaista
“Las palabras sin acción son vacías, la acción sin palabra es ciega. Las palabras y la acción por fuera del espíritu de la comunidad son la muerte”.
Proverbio Nasa
“Vivimos en un tiempo en que el ser humano vive con razón de ser. Con solo una palabra su caso puede resolver”
Pappo
Charlas del Monte XLII- A río revuelto ganancia de pescadores
Por Tomás Astelarra
Hay muchas frases hechas que expresan la clave de odio y muerte que pretende imponer esta hidra capitalista que tanto nos angustia (conscientemente o no). Porque la muerte no solo son los cruentos asesinatos de las pueblas de América Latina en mano de la represión institucional o paramilitar, sino también el lento desgarramiento del tejido social a través de maquinarias de caos sistemático que, no paradógicamente, el poder denominó redes sociales. “A río revuelto ganancia de pescadores”, “divide y reinarás”, “hecha la ley hecha la trampa”, “la diferencia entre una democracia y una dictadura”, decía Carlitos Bukoski, “es que en la democracia puedes votar antes de obedecer las órdenes”.
Sea cual sea la “verdad” o la “realidad”, la historia dice que este enfrentamiento de las pueblas de América Latina solo puede favorecer a los que pretenden aprovecharse de esta disputa para entrar en medio de la guerra a terminar de saquear nuestros recursos naturales. Ya lo han hecho en otras latitudes, como ladronzuelo que aprovecha la pelea callejera para hacerse un buen par de billeteras. La periodista canadiense Noemi Klein realizó un poderoso ensayo, acompañado por un documental, en el que explica la “teoria del shock”, estrategia desarrollada por lo más cruento de la intelectualidad estadounidense desde los años sesentas. Es la teoría que explica guerras y dictaduras, y también democracias y desastres naturales, en función del despojo o saqueo de nuestro continente físico, psíquico y espiritual (lo que las cumpas zapatistas llaman cuarta guerra mundial contra las pueblas).
Hay violencias físicas. Como la persecución y casi linchamiento de les cumpas de la Misión Argentina en Solidaridad con el Pueblo Boliviano en manos de fanáticos golpistas (que desde su propia perspectiva serían algo así como: defensores de la democracia contra la dictadura de Evo Morales queriendo hacer justicia sobre un grupo de argentinos elitistas, evistas comunistas y entrometidos en los asuntos del humilde y pobre pueblo boliviano, igual que el Che Guevara). Más allá de la valoración de la figura del Che y la violencia con la que fue asesinado, hay muchos datos que demuestran la soberbia gringa en su intención revolucionaria (aprender quechua pa transitar una zona guaraní; contactarse con el PC boliviano que después lo traicionó y no con los sindicatos mineros que en vano intentaron mandarle ayuda; desconocer que a pesar de ser una dictadura, el gobierno de René Barrientos tenía un sólido acuerdo con los movimientos campesinos, etc, etc, etc)
Hay violencias mediáticas. Como el linchamiento de Rita Segato por decir algo que dizque podía parecer que estaba de acuerdo con la posición de los que en este caso están entre paréntesis (las masas golpistas, fachas, derechistas, individualistas, consumistas, padres, madres, hijes, amigues...)
Me gustaría saber que hubiera pasado si todes aquelles que cual hordas fascistas via facebook mandaron a quemar los libros de Segato y otras barbaridades dialécticas hubieran sido vecines de Rita. ¿Como mirarla a los ojos luego de ese exabrupto dizque público? Porque incluso (hasta prejuiciosamente podríamos inferir en este contexto repleto de palabras vacías) esas personas que lincharon mediáticamente a Segato puede que, en su mayoría, sean de las que viven opinando y que jamás realizaron acciones concretas, es decir: pusieron el cuerpo en consonancia con la palabra dentro del espíritu de la comunidad. Y encima saben que todes les vecines, la comunidad entera, reconocen por memoria histórica real y comunitaria (no la que dictan los medios hegemónicos de desinformación) que Rita siempre ha puesto el cuerpo en la comunidad. Y encima es intelectual. Es decir que su palabra no es vacía, y su acción no es ciega. Pero sobre todo, que sus palabras y acciones son de vida (se ejercen dentro del espíritu de la comunidad).
Claro que Rita Segato puede equivocarse, eso lo sabe cualquiera que ha puesto el cuerpo o la palabra al servicio de la comunidad. Sería ciertamente vacío y ciego, cómplice de este capitalismo de muerte, pensar que se puede ser solidarios con las vecinas chilenas o bolivianas sin ser solidarias con las vecinas de Traslasierra, o Córdoba, o Buenos Aires, o Purmamarca, Bolsón, Luis Beltrán... cualquiera sea el territorio íntimo que nos tocó vivir o transitar. Claro que siempre más fácil, más cómodo, más capitalista, más mediático, más individualista, ser solidario a la distancia, por las redes sociales, poniendo unos pesitos, bellas palabras, hasta incluso un cuerpo que viaja raudamente, casi metafóricamente, a los lugares en conflicto de nuestra América Latina. Mientras tanto en Bolivia, más allá de las noticias que se difunden en la “redes sociales” de Argentina, las “redes sociales” locales se llenan de discusiones insalvables fomentadas estratégicamente por el poder capitalista de muerte. Los detractores de la dictadura de Evo Morales reciben videos de grupos paramilitares del MAS, casos de corrupción y narcotráfico. Lo detractores de la dictadura de Jeanine Añez, videos de las masacres del ejército, las corruptelas de la derecha y los informes de la Misión Argentina en Solidaridad con el Pueblo Boliviano. Aquelles que tratan de situarse en una visión crítica entre unos y otros abusos al toque son linchados socialmente (en redes).
¿Por qué ahora nos preocupan las muertes de Bolivia o Chile y de repente Colombia, siendo que siempre ha sido la muerte parte de ese sistema capitalista que avanza incluso en los bellos paquetitos de supermercado y otros cómodos consumos modernos? ¿Acaso no se enteraron que la dizque democracia colombiana está plagada hace rato de historias de muertes y masacres, y que se cuentan de a tres o cuatro o diez los líderes campesinos, indígenas, afrodescendientes, blanquitos intelectuales, asesinados después del dizque “acuerdo de paz” entre el gobierno y las FARC? ¿Quizás por que los medios nunca lo contaron? ¿Quizás por que no escuchamos las informaciones que nos daban los caminantes sudakamericanos, o intelectuales de palabra-acción de vida-comunidad de amplia trayectoria de poner el cuerpo en los territorios como Raúl Zibechi, Manuel Rozental, Raquel Gutiérrez, Rita Segato y toda esa parva de intelectuales que ahora parecen ser “complices” de la dictadura en Bolivia? Hay también muertes capitalistas en Venezuela que, por alguna extraña razón parece ser la única “dictadura” en el continente, y que sin embargo ha resistido la avalancha de conspiraciones gringas de todo tipo mucho más tiempo y hasta quizás en peores condiciones que la Bolivia de Evo (un líder muerto y con un reemplazo que parecía dudoso, un pueblo históricamente menos organizado y rebelde, entre otras cuestiones). Hoy parece que Estados Unidos, la OEA, el bendito Grupo de Lima y los medios hegemónicos parecen distinguir entre democracias legítimas e ilegítimas. Los gringos (históricos cómplice de dictaduras en el continente) dicen que van a traer sus ejércitos para defender las democracias “verdaderas” en jaque por una turba de inadaptados pagados por las dictaduras de Venezuela y Cuba. Sin embargo no defendieron la “democracia” de Bolivia con Evo Morales o la de Honduras con Mel Zelaya. Como tampoco se preocuparon mucho por la corrupción de los gobiernos “neoliberales” pero pusieron en foco la situación con los gobiernos “progresistas”. La Argentina parece que quedó como uno de los pocos gobiernos “progresistas”. Sin embargo su flamante canciller, Felipe Solá, cómplice de la Masacre de Avallaneda y también de la Masacre de la Soja, dijo que el país no iba a dejar de alinearse con el Grupo de Lima (bochornosa y casi payasesca estructura paraestatal neoliberal que pretenden suplantar a la progresista Unasur).
Cuando en los bares, discurriendo de política, algún cumpa kirchnerista llamaba “preso político” a Julio López, yo me indignaba un poco. Me parecía que era un apelativo más digno de Facundo Jonas Hualas o Miguel Ángel Beltrán. Cuando me decían que el gobierno de Nestor y Cristina no había choreado, yo les preguntaba: ¿en serio pensás que no chorearon? Porque que en los flashes de la televisión algún dirigente k dijera que no le constaba y que eso lo tenía que probar la justicia, para mi era entendible. Pero que en la intimidad de una charla-chisme de chicherías una persona creyera en un gobierno pulcro y honesta al cien por ciento, la verdá, me parecía una ingenuidad insalvable y hasta peligrosa. Como pensar que las FARC no traficaron cocaína y asesinaron indígenas, o Fidel no encarceló y torturó homosexuales, o el comunismo en Rusia no fue responsable de infiernos como el Archipiélago Gulag. ¿En serio en este mundo, en este actual sangrante presente globalizado, hay gente que piensa que la violencia, la mentira, el abuso de poder, el patriarcado y otro males no es parte intrínseca de nuestra propia humanidad? Fachista, machista, consumista, capitalista, dictador, asesino, siempre es el otre. El otre ya no soy yo. Yo, nosotres, el gobierno que apoyamos, somos blancos seres impolutos. Nosotres el bien. Elles el mal.
Hace poco vi una entrevista que le hizo Luis Novaresio a Reynaldo Sietecase (periodistas “profesionales” hegemónicos que bien podría considerar en las antípodas de mi oficio de comunicador popular). Sin embargo Sietecase hizo una reflexión que me viene bárbaro como cita. Dijo: “Yo creo que hay que hacer un esfuerzo grande por volver a entender que aún en un gobierno que no te gusta hay cosas que se hacen bien. Y viceversa. En el mejor de los gobiernos hay corrupción. Es raro que un gobierno no tenga bolsones de corrupción. Conclusión: yo sospecho de los periodistas que ven todo bien o todo mal en una gestión. En general cuando se hace un trabajo bien, incomodas a alguien”. Y agregó: “A mi me sorprende ver alguien con tantas certezas sobre algo. No digo que te cambie la ideología, sino que puedas tener la suficiente capacidad de decir: esto esta mal. Y me sorprende en las juventudes políticas: tendrían que ser las primeras en patalear cuando ven eso. Eso implica mucha valentía. Siempre le va mejor a los convencidos. Todo queremos agradar, eso es un enemigo fuerte de uno. Hay que hacer un ejercicio importante para bancarse decir cosas que la mayoría de la gente no quiere escuchar. Hay una tentación demagógica. No espero que la gente piense como yo, como mucho pretendo que piensen. Yo discuto con muchos colegas, y me hacen pensar. Y si metiste la pata, podes decirlo. ¿Que problema hay? Yo entiendo al militante, a una persona que está muy enamorada de un proyecto político, que banque todo, que no le vea errores a Macri, lo mismo con Cristina. Ahora nosotros, periodistas, intelectuales, artistas... tenemos que tener una mirada mas crítica, una especie de responsabilidad ética”.
Recuerdo también al Juancito Grabois poniéndole sublimemente los puntos a la dupla Tenembaum-O’Donnel alias Corea del Centro, en particular cuando Ernesto lo acusó de calificar de “garcas, hipócritas y fanfarrones” a los simpatizantes de Cambiemos, cuando en el twiter en pantalla claramente decía antes “me emocionan los argentinos que admiran a ese selecto club de” (vean el video en youtube porque es muy graciosa la cara de Ernesto). En estos días me veo sorprendido por la avalancha de posteos en fb increíblemente agresivo con los votantes de Macri.
Yo en particular convivo en una espacio hermoso y amoroso de construcción colectiva y de la economía social (el local cooperativo Humano) donde convivo con votantes macristas. A veces discutimos al respecto. Pero por lo general, en nuestro quehacer cotidiano, son muchas más los valores y visiones del mundo en los que estamos de acuerdo. Mucho más que con más de un votante kirchnerista o algún que otro militante anarquista con el que he trabajado. Me acuerdo también de mi abuela que todos los días veía a la chiqui Legrand y coincidía, a mi entender, con sus terribles definiciones políticas. Pero era mi abuela, mi ancestra, parte de mi. También tengo amistades que votaron a Macri, que viven insertos en un lugares acomodados y cómplices del capitalismo de muerte. Eso no merma nuestro afecto, y en las últimas charlas (ya lo he dicho en esta columna) me vi sorprendido por su certeza de que el capitalismo esta acabado como modelo. Me vi sorprendido de la esperanzada atención que ponían en mis relatos de las experiencias de la economía popular, de esa gente que ellos consideraban piqueteros vagos y cortarutas. ¿Qué hubiera pasado si por razones de pensamiento político hubiera dejado de relacionarme, conversar con elles?
¿Vamos a seguir caminando, trabajando, construyendo este otro mundo posible con los convencidos de siempre, muchos de los cuales tienen palabras vacías o acciones ciegas, incluso fuera del espíritu de la comunidad? ¿O vamos a aceptar este mundo caótico, diverso, cada vez menos dual, menos bien y mal, menos ricos y pobres, menos zurdos y fachos, como bien anuncian las profecías originarias del pachakuti y las cumpas zapatistas cuando hablan de hidra capitalista? ¿No era un mundo donde quepan muchos mundos? Porque a las frases que metaforizan la clave de odio del sistema capitalista de muerte, hay otras que muestran las claves de amor y compasión que pueden ser esperanza de un mundo mujer. La unión hace la fuerza. O como dijo Bob Marley citando a Abraham Lincoln: “se puede engañar a alguna gente en algún momento, pero no a toda la gente todo el tiempo”. “Bendito sea el caos, porque es síntoma de libertad”, dijo Enrique Tierno Galván. “La irreversibilidad del tiempo es el mecanismo que pone orden en el caos”, aseguró Ilya Prigogine. Y por último una de Onetti que me encanta: “Desde hace muchos años atrás yo había sabido que era necesario meter en la misma bolsa a los católicos, los freudianos, los marxistas y los patriotas. Quiero decir: a cualquiera que tuviese fe, no importa en que cosa. Un hombre con fe es más peligroso que una bestia con hambre. La fe los obliga a la acción, a la injusticia, al mal; es bueno escucharlos asintiendo, medir en silencio cauteloso y cortés la intensidad de sus lepras y darles siempre la razón”.
DIBUJO: Nico Mezquita