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Maten a les progres: Acerca de ¡Huye! y Nosotros, las películas de Jordan Peele


Dos grandes obras de terror, realizadas curiosamente por un comediante, muestran cómo se conjuga la química de la risa y el miedo como fórmulas de lectura de la contemporaneidad.


Por Lea Ross


Reír y sentir miedo parecen ser sensaciones contradictorias. Quizás, el primero funcione como calmante del segundo en la pantalla grande. Sin embargo, la humorada ha funcionado no solo como condimento para aquellos filmes que pretenden que les espectadores sientan escalofríos, sino como una firma que deja asentado la incapacidad de la propia humanidad a la hora de enfrentar aquello que desconoce. Todo con el pesar que el circuito mainstream ha impuesto que hacer comedia es mostrar a una persona recibir un pelotazo en sus testículos, y que hacer terror es mostrar a una persona descuartizada en una cámara de tortura. Es decir: todo tiene que quedar expuesto en cámara.


Jordan Peele es un afrodescendiente especializado en el sketch televisivo. Formó parte del grupo humorístico MadTV, basado en la famosa revista satírica. Pero al alcanzar los 38 años de edad, decidió debutar como director, guionista y productor de sus propias películas. Y lo que aparenta ser un contrasentido a su profesión, decidió dedicarse de lleno al género de terror.


¡Huye! (2017, Get out) y Nosotros (2019, Us) son sus dos películas con buena percepción de la crítica. A tal punto que el primero quedó nominada a Mejor Película en los Oscar, recibiendo la estatuilla al Mejor Guion Original, algo inédito para el género.


Una primera base a tener presente en estas dos películas de Peele es que cumple con toda una serie de requisitos estéticos a la hora de enfrentar el miedo en un celuloide: 1) Actores y actrices que logran detallar rasgos exagerados para denotar el costado desquiciado del ser humano. 2) Un pulso narrativo conciso y claro. 3) Un sutil manejo del sonido, que no quede relegado a algo que perfore los tímpanos. 4) Una estructura narrativa lo suficientemente armada como para mantener el vilo y la atención, sin permitir que la incertidumbre se disperse.


Pero a partir de toda esta base estética, el ex comediante “superestructura” toda una mirada contrapuesta hacia lo políticamente correcto que se imparte desde el consciente colectivo estadounidense, retomando cierta perspectiva a lo que realizaba la generación blaxploitation, aquella que desde la ficción exponía el “poder negro” frente a la supremacía en blanca. Nótese que en los dos filmes de Peele, la tasa de mortalidad en personajes blancos es mucho mayor que la tasa de mortalidad de personajes negros.


En ¡Huye!, un joven (negro) conocerá a la familia de su reciente novia (blanca), que viven en las afueras de la ciudad. Su temor a recibir el recelo racista no está descartada, a pesar que su pareja proviene de un grupo adherente al Partido Demócrata y votantes de la gestión de Barack Obama. La paranoia se justifica en una mirada más macro de la sociedad, donde la discriminación institucional se hace cuerpo presente por parte de la policía vial. La aparente amabilidad de la familia se torna una pesadilla cuasi surrealista, donde la casa se transforma en un callejón sin salida. Mientras que Nosotros, el circuito es inverso. Es la propia familia negra que es invadida por otra, cuyas identidades la tornan más a una alegoría del voluntariado global burgués.


Si ¡Huye! expone el pesimismo en la etapa final de lo que ha sido desesperanza en la era Obama, Nosotros es la manifestación de una comunidad global emparentada por una causa chauvinista que decantó en el voto a Donald Trump. Es la politiquería correcta una privilegiada de una casta blanca, o más bien una elite encerrada, que desata las peores pesadillas bajo el entuerto de perpetuar una pureza intelectual. Quizás, un alegato fino a los integrantes de la Academia de Hollywood, a pesar de su irónica premiación. En medio de ello, la desindustrialización en Estados Unidos y la salida de empresas a países emergentes, es lo que tornó la dinámica electoral hacia otros rumbos. Es en ese ocultamiento de todos los males donde se desata Nosotros, la apariencia de una común unión que terminó desatando el inesperado triunfo de un magnate infumable, poniendo en peligro no solo a una sociedad, sino al mundo entero.


Lo que Jordan Peele nos enseña, tanto desde la risa como desde el miedo, es que la comodidad progre bienintencionada puede desatar nuestras peores pesadillas.

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