Por Lea Ross
Un análisis sobre la delgada línea entre la producción periodística con lineamientos “progres” al ejercicio de la explotación laboral.
1.
Recuerdo hace unos años atrás, cuando estaba en el interior de la LV2. Era la radio más antigua de la provincia de Córdoba. En ese recuerdo que me remonto, el establecimiento estaba tomado por sus trabajadorxs. Empresarios inescrupulosos la habían abandonado. Incluso antes de la asunción de Mauricio Macri.
Le pregunto a uno de los laburantes si no había la posibilidad que la radio sea manejada por lxs propixs trabajadorxs. “Mirá, es difícil. Por el tema del vedetismo en el periodismo”, me decía. “¿Cómo es eso?”, le pregunté.
“Y claro, vos fíjate: para mantener esta radio tenés que pintar las paredes. Lxs periodistas que se la pasan hablando en el micrófono les planteas esto y te dirán ‘Ay, no. ¿Cómo voy a pintar la pared? Me van a ver’. Eso es el vedetismo del periodismo”.
Una vedete tiene su espacio ante las cámaras y micrófonos (también en las páginas). Construye su figura en ascenso en disputa con otrxs que buscan ocupar esos mismos rincones. ¿De dónde se suministra esxs comunicadores para cumplir el principio liberal de la competencia?
2.
“#BúsquedaLaboral Con las dos convocatorias anteriores (2016 y 2017) nos fue muy bien, así que largamos la tercera. Buscamos un editor/a y diseñador/a de arte digital a tiempo completo (presencial, en la ciudad de Buenos Aires). Creativo, con experiencia de trabajo en equipo y conocimientos sobre la obra de fotógrafos, ilustradores y artistas contemporáneos. Además del manejo de programas básicos (photoshop, ilustrator) para diseñar piezas como flyers y gifs, buscamos a alguien capaz de tunear un wordpress y editar videos. En síntesis: alguien versátil, capaz de pensar y ejecutar. ¿Pedimos mucho? Sí. Pero somos un equipo corto, compacto y sólo la multiplicidad de competencias nos permite subsistir y crecer”.
Esto fue lo que publicó desde su Facebook el portal de ensayos periodísticos Anfibia, una página web que centraliza la lectura para los que buscan un camino de fondo por el lado del progresismo. Se publicó el 30 de octubre al mediodía y ya contó con más de 200 comentarios y más de 500 compartidos.
Nos fue muy bien. Creativo, con experiencia de trabajo en equipo. Alguien versátil, capaz de pensar y ejecutar. Toda una serie de pies para apuntar a un público juvenil, re cool y buena onda. Con poca experiencia en el reclamo de los derechos laborales.
Fotografía. Conocimientos de arte contemporáneo. Manejo de photoshop e ilustrator. Diseñador de flyers y gifs. Editor de wordpress. Y editor de video. No aclara si se pagarán cinco salarios.
3.
El periodismo, junto con la filosofía, es un oficio intelectual que tiende al individualismo. No tanto como las artes plásticas, que está en un peldaño más arriba. Y en el medio: la fotografía.
4.
Después de El Pibe Trosko, Pedro Rosemblat llegó a ocupar su espacio en los mass media con su personaje conocido como El Cadete, el personaje humorístico que acompaña a Roberto Navarro en sus productos televisivos.
El Cadete es simpático, picarón, ingenioso, burlón, carismático y divertido. Tiene una cara sonriente todo el tiempo y, a veces, lo vemos sostener el casco de una moto, dándonos la idea de ser alguien que cuenta con sus propios recursos para poder pilotearla en la vida.
Su insistente presencia en las redes sociales como en las pantallas televisivas/YouTube muestra a un cadete más afortunado que cualquier otrx. Lxs cadetes, en general, se encargan de los trabajos más pesados que solo su patrón-periodista puede ordenarles a ejercer. Realizar llamadas, hacer cálculos, papeleos, ordenar la información, etc. Todo para concluir con un trabajo periodístico, donde ni siquiera salen mencionadxs. Todo el crédito se lo queda el patrón-periodista,
Podríamos decir que el personaje de El Cadete no es más que una producción audiovisual que legitima la explotación laboral por parte del periodista.
Mientras Navarro te cuenta el retroceso de los derechos laborales por parte de Macri.
5.
Así como los gobiernos latinoamericanos progresistas profundizaron el modelo extractivista en sus respectivos territorios (soja, megaminería, petróleo), podríamos decir que parte del periodismo progresista mantiene ese costado extractivista, que se supone era digno de supuestos formadores de opinión en los espacios que administra el establishment con planteos neoliberales. Muchos de los periodistas “progres” que uno conoce son habituales contratadores de cadetes, donde se explota toda la fuerza productiva a lxs jóvenes lo más que se pueda.
Sobretodo en épocas globales, donde se obliga al periodista adaptarse a los múltiples formatos de video, audio, blogs, etc. Quizás esa sea un argumento para justificar la convocatoria laboral que lanzó Anfibia. Casualmente, es el mismo argumento de los grupos concentrados a la hora de justificar la existencia de oligopolios: una empresa por sí misma no puede vivir sola en la globalización, debe dejarse absorber o comprar para sobrevivir.
Es en ese terreno, donde lxs jóvenes con proyección al periodismo se interiorizan en la propia explotación de sus cuerpos para extraer la materia prima que permita elevar los niveles de vedetismo a su periodista-patrón. Lo cual, eso lxs lleva a proyectar que el transitar por estos rumbos debe ser mediante el camino de la meritocracia que tanto critica el propio periodista progre.
La deconstrucción de un periodismo hacia lo colectivo, fraternal y con una verdadera conciencia de clase será la clave para disputar otras formas de ejercicio que siempre, sean fachos o progres, tienen sus espacios en los mass media.
¿Cuánto pagará Anfibia?