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Crisis Económica. El Factor Mentira.


Por Tomás Astelarra


Detrás de la actual crisis del gobierno de Cambiemos ronda la frase “la mentira tiene patas cortas”. Pero también “a río revuelto ganancia de pescadores”. Mientras se siembra la doctrina del shock hay una minúscula parte de la población, un 1% que acumula más bienes que el 99% restante. Y va por más. El caos es ganancia para ellos.


Vamos a dejar por un lado a la pachamama, la económica comunitaria, las construcciones de arca de Noe, mundos chejes y otras pequeñeces revolucionarias de este apocalipsis o pachacuti que para algunos, me incluyo, ya llego, y vamos a poner nuestro foco de atención en la masiva generalidad de la población que aun inconscientemente sigue creyendo que es posible construir un mundo basado en el crecimiento y las variables macroeconómicas. Variables que son mucho más difíciles digerir y saber cómo se comen que un diente de león o un tupinambur.


Explotó la crisis económica en la Argentina y una vez más estamos en los titulares de todo el mundo. Chocolate por la noticia.


Si me van a preguntar cuál es la variable económica que realmente explica esta crisis, yo diría la mentira.


La avalancha de informaciones en el ámbito económico se cruzan con las del ámbito de la violencia institucional, el saqueo de nuestros bienes comunes, la generalizada debacle de la calidad de nuestra salud y alimento, relaciones humanas, y los derechos civiles encabezados por la lucha de las cumpas feministas, entre otras cosas. Quizás por eso olvidamos lo que ya siempre supimos: que este un gobierno nacido y diseñado para los grupos concentrados económicos. Solo que la concentración crece, el 1% de la población ya tiene más dinero que el 99% restante, y muchos aquellos que se creían parte de los grupos concentrados, hoy ya no lo son. Es como el juego de la silla. Cada vez menos recursos. Cada vez menos privilegiados con acceso a ellos. Quizá ahí este la neda de la construcción social y política a futuro. Pero es solo un apunte.


Primera mentira. Vamos a gobernar para el pueblo, pobreza cero, no vamos a tocar la asignación universal, ni las tarifas, ni las jubilaciones, etc etc etc. Dizque son un gobierno social porque aprobaron la ley de emergencia social. Pero eso solo aprobaron ante la presión en las calles de las organizaciones sociales y solo como un breve intento de mantener la paz social antes de terminar de definir y profundizar su aparato represivo.


Segunda mentira. La pesada herencia. Con doce años de gobierno el kirchnerismo salió mejor parado que cualquier otro gobierno democrático. Y su salida fue más política que económica. Podemos criticarle muchas cosas desde una visión más amplia del mundo, la crisis capitalista y las formas de consumo y producción. Pero había bienestar económico más o menos generalizado y la deuda externa se había reducido. Incluso el déficit fiscal no era tal escándalo.


Tercera mentira. La reducción del déficit fiscal. Nunca existió. Solo existió una redistribución del déficit fiscal, desde la quita del impuesto al champagne al blanqueo de capitales. Se recortó a la gente de menos recursos para darle a las empresas y los que más tienen bajo la excusa del ya trillado efecto derrame. Hoy la inflación sigue creciendo, igual que el déficit fiscal y el de balanza comercial, las inversiones nunca llegan, y si llegan son especulativas o generadoras de mayor deuda externa.


Cuarta mentira. Es un gobierno de empresarios y técnicos neoliberales. El dream team. Es un gobierno de ciertos empresarios que tomaron el gobierno para lucrar con sus negocios con una clara orientación a la especulación financiera. El caso de los cuadernos es ejemplar en esto, se toca a los testaferros del anterior gobierno y a los empresarios de la competencia, pero no a los propios. Incuyendo el propio Macri que es un heredero de la patria contratista de la dictadura cívico militar. El resto son pibitos y pibitas de la UCA que nunca salieron a la calle y no entienden o no quieren entender que son parte de un cartel mafioso. Encerrados en sus barrios palermitanos, sus computadoras, twiter y demas. Una vez un honesto amigo que trabaja en el gobierno me contó orgulloso que habían logrado conseguirle seguridad policial a la ong Ingenieros sin Fronteras para que entrarar a la Villa 31. “Mirá le dije, yo pateo y milito los barrios hace rato. Si necesitan entrar con seguridad, y encima con la policía, estás haciendo bastante mal tu trabajo”, le respondí.


Quinta mentira. Venimos a ordenar y hacer más eficiente el estado. No. Vienen a chorear. Y pa chorear mientras más desordenado e ineficiente sea el estado mejor. Es la famosa y vieja teoría del shock de Noemi Klein. En estos momentos mientras nosotres nos agarramos la cabeza por la crisis, esos ciertos empresarios con información privilegiada están haciendo un negoción con nuestra crisis.


Pero rebobinemos un par de días.


Arrancando la semanita, cuando todavía nuestro santísimo presidente Mauricio Macri no había hecho disparar del dólar con un discurso que volvió a decir más lo mismo (pastorcito mentiroso), el gobierno de Cambiemos presentó una novedosa propuesta para salvarguardar la infraestructura pública de la debacle no sólo económica, sino también ética, o moral, de la sociedad argentina según Clarin y los cuadernos de Bonadío.


El ministro de Transporte, Guillermo Dietritch, anunció en conferencia de prensa que todos los contratos de obra pública, incluidos los de la flamante modalidad de PPP, Participación Público Privada, se mantendrán a pesar la participación de casi todos los contratistas de estado en los benditos cuadernos del juez Bonadío. Anunció que, para sortear la norma legal que impide otorgar una licitación a una empresa sospechada de corrupción, se creará un fideicomiso. Queeee. Whaaaaaat.


Presente en la conferencia de prensa, el excelentisimo economista neoliberal, Javier Gonzalez Fraga, actual presidente del Banco Nación, anunció que su entidad aportará 200 o 300 millones de dólares de los 1200 necesarios pa' la obra pública de este año. Y garantizó 30.000 millones para el financiamiento de más obras. Si. 30 palos verdes. Whaaattt.


La noble iniciativa del Banco Nación es para que el resto de bancos privados se animen y financien la obra pública a través de estos fidecomisos. Queee Whaaaat.


Dentro de la conferencia el ministro Dietritch justificó el sistema de fidecomisos con la frase: “Tenemos la necesidad de separar a las empresas de las personas”.


Paraaaaa Paraaaa. Vamos por pasos.


Primero. ¿Que carajo es un fidecomiso?


A falta de enciclopedia británica o manuel kapeluz en el bolsillo chequeamos en wikipedia:


“Un fideicomiso o fidecomiso, (del latin fideicommissum, que viene de fides, "fe", y commissus, "comisión") es un contrato en virtud del cual una o más personas (fideicomitentes o fiduciantes o fidecomitentas o fiduciantas o fidecomitentxs o fiduciantxs) transmiten bienes, dinero o derechos, presentes o futuros, de su propiedad a otra persona (que vendría a ser la fiduciaria o fiduciarex) para que esta administre o invierta los bienes en beneficio propio o en beneficio de un tercero, llamado beneficiario, de manera que se transmita su propiedad, al cumplimiento de un plazo o condición, al fideicomisario, que puede ser el fiduciante, el beneficiario u otra persona.


Básicamente alguien le da la tarasca a un banco o grupo financiero pa que la inviertan de la mejor manera.


Pero hete aquí la curiosidad. Resulta que los bienes afectados al fideicomiso no corren riesgo ante casos quiebra o corrupción. Por lo que el estado o los bancos a cambio de una pequeña comisión (comissus) le van a dar la tarasca con mucha fe (fides) a un banco, es decir ellos mismo (por eso la confianza) para que los bancos se la den a una constructora que haga la obra. Todo sin que nadie corra riesgo.


Es tan buena forma de invisibilizar la corrupción que de hecho ya viene siendo usada en la obra pública. En Córdoba, por ejemplo, se utiliza para que los gobernantes locales en complicidad con el gobierno provincial, compren terrenos aledaños al lugar donde van a pasar las carreteras para hacerse un negoción inmobiliario. Claro, que al tener información privilegiada, lucrar con la obra pública es ilegal. Pero para eso está el fideicomiso, que a través de una comisión a los bancos les da fe a los gobernantes de que nadie los va a agarrar choreando.


Un fideicomiso es la mejor manera de invisibilizar personas, empresas y estados corruptos, ademas de darle un nuevo negocio al sistema financiero. Y ya que estamos pregunto: ¿y el vuelto o comisión que quede para los bancos es mayor o menor que el vuelto que se quedaron los k para crear una estructura de poder que permita luchar con clarin y el clan empresario en pos de algunos mínimos ajuste redistributivos que de todas maneras no afectaron demasiado al sistema capitalista imperante?


¿Por donde pasan las obras viales?


¿Por las calles de los barrios inundados y sin cloacas? O por el trazado del plan IIRSA planteado por el Banco Mundial y el FMI para permitir la rápida exportación de nuestros recursos a las grandes potencias sin retenciones ni costo por el daño ecológico que provocan?


¿Este fideicomiso al igual que el blanqueo de capitales y las cuentas offshore no significan acaso la legalización de la mafia y corrupción del sistema financiero que es uno de los principales beneficiarios de este gobierno y su plan económico?


¿De quién es la necesidad de nuevas carreteras? ¿De los pibes asesinados en los barrios?¿De las doñas de los comedores populares? ¿Del turista clase media que se va de vacaciones a Traslasierra? ¿Del turista de clase media que quería irse de vacaciones a Miami pero resulta que la conchuda esta no le cambiaba los dólares entonces voto al tipo este que vivía en Miami pero resulta que ahora no tiene dólares para cambiar y ni siquiera se puede ir de vacaciones? ¿De los empresarios? ¿O los gobernantes? ¿O a ese 1% de la población que tiene más tarasca que el resto del 99% juntes?


Democráticamente hablando: ¿vale discutir si el gasto fiscal y los fondos del Banco Nación deben ir a construir carreteras o mantener el sistema de salud, educación y jubilación?

De paso es un nuevo apriete a las provincias que seguramente ahora no puedan morder su tajada de la obra pública y tengan que negociar coparticipación a cambio de votos en el poder legislativo.


Y por último: ¿Por qué separar las personas de las empresas o el actual gobierno a la hora de juzgar la corrupción y no hacer lo mismo con el gobierno anterior?

Pero bueno es tan simple como tener Fe.

Eso sí, la comisión siempre se la quedan los bancos.

Así que amigues. A poner semillitas que es primavera y con una buena huerta con suerte podamos comprar una bolsita de arroz.


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