Conversación con Iván Fernández, del Encuentro de Organizaciones, y Rosalía Cáceres, del Movimiento Evita, ambas organizaciones integrantes de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular.
Hoy, 26 de julio, estuvimos haciendo un homenaje a Eva Perón. Así que para empezar esta conversación quisiera plantear que nos conviden unas palabras al respecto. En tu caso, Rosalía, como militante del Movimiento Evita: ¿qué implica para vos esa figura y una fecha como la del día de hoy?
R.C: Para nosotras y nosotros llevar el nombre de Evita como bandera es tal como lo auguró ella despidiéndose de su pueblo cuando dijo con seguridad que íbamos a levantar su nombre y lo íbamos a llevar como bandera a la victoria. Creo que humildemente nosotras y nosotros, y el conjunto del pueblo que tiene su figura, su nombre, su rostro en las banderas, está queriendo sentirse heredero de esa lucha, de esa impronta de Eva como rompedora de cadenas, como transgresora, como feminista en su tiempo, como luchadora por la justicia social. Para nosotras y nosotros Evita es revolucionaria; creo que expresa lo mejor de aquel período y que sigue teniendo la vigencia de poner sobre la mesa algo que es tan básico pero tan sagrado que es luchar por la dignidad de los y las excluidas, de las más humildes: en su momento de los cabecitas negras, de los descamisados de aquel entonces que son hoy nuestras compañeras y compañeros que nutren las filas del Movimiento Evita, que son parte de organizaciones como la CTEP. Para nosotras es muy cara esta fecha, nos sentimos cada 26 de julio con el compromiso de seguir reafirmando esa audacia de Evita, esa valentía, esa determinación de romper las estructuras y de buscar una sociedad más justa.
Creo que tratamos todos los días de imitar su ejemplo.
Iván, para una organización como el EO, que marcha con bandera negra y letras rojas, y estrella de cinco puntas: ¿qué implica, qué interpela en su militancia marchar en la CTEP junto a otras banderas como las que tienen el rostro de Evita?
I. F: Las generaciones de compañeros y compañeras que se han volcado a la política del 2001 en adelante han sabido conjugar la figura del Che Guevara con la figura de la compañera Evita. Han sabido conjugar la figura de un zapatista con la cara tapada con estos íconos entre la estrella, la rosa federal de Montoneros. Pone en tensión también, pone en discusión esas cuestiones pero, en lo personal, creo que la compañera Evita es trabajadora, es de la clase. Después podemos discutir si Perón lo era o no. Pero la compañera Evita sí lo era.
Un punto de contacto entonces entre militancias de diversas procedencias que se dieron cita este lunes (23 de julio) en Córdoba, en un evento muy importante para lo que implica este sector social de la economía popular. Estaba la CTEP pero también Barrios de pie, la Corriente Clasista y Combativa, que son los tres grandes agrupamientos que funcionan en lo que se denomina el Triunvirato de los movimientos sociales. Y también estuvieron los anarquistas de la Federación de Organizaciones de Base y los guevaristas del Frente de Organizaciones en Lucha. Es decir, un amplio y diverso espacio de unidad que tuvo al Gringo Castro (secretrio general de CTEP) como orador final, cerrando un acto que se hizo ¿para qué?
R.C: Fue una asamblea multitudinaria, muy representativa de nuestras compañeras y compañeros del sector, de las distintas ramas productivas y socio-comunitarias. Nos encontramos, básicamente, para reafirmar un plan de lucha que venimos construyendo de conjunto y que tiene que ver con seguir empujando la sanción de estas cinco leyes que presentamos en el marco de la marcha federal; pero también seguir luchando porque queremos que en Córdoba se apruebe una Ley de la economía popular. No queremos que nuestra realidad se amolde a los programas de contención social que tiene el Estado, sino todo lo contrario: que el Estado tome nota de esta nueva realidad y que piense políticas públicas destinadas a nuestro sector. Eso es lo que nos encontró en la asamblea y de ahí salió un plan de lucha que hoy comenzó con el Feriazo del sector de la rama agraria.
¿Qué pasó hoy en la ciudad de Córdoba? Tuvieron algunos inconvenientes.
I.F: Hoy no pasó nada novedoso en términos de lo que es el gobierno nacional, y que se replica en término de gobierno municipal: la represión; la invisibilización de la existencia de la agricultura familiar; el apoyo completo a una agricultura que nos envenena y nos mata, a la agroindustria. Hoy se vio reflejado eso en la Plaza San Martín donde el funcionario de Ferias y mercados, que es el encargado del Mercado de Abasto, se presentó con la policía a impedir que los compañeros y las compañeras que nos estábamos manifestando y exigiendo al Ministerio de Agroindustria a nivel nacional (en un plan de lucha nacional) la no quita del monotributo social agropecuario: una conquista histórica del sector. Estos funcionarios, junto a la policía, querían decomisar la mercadería, querían impedirnos la venta. Pero con organización y lucha siempre se frenan estas cosas y pudimos continuar a pesar de que nos siguieron vigilando e intimidando. Con la ayuda de los vecinos que compraban asegurando al inspector que estaban dando una colaboración, no realizando compras, pudimos realizar nuestras ventas y pudimos realizar nuestra protesta.
De cara al 7 de agosto, San Cayetano: una fecha emblemática que viene de las luchas de fines de la última dictadura cívico-militar con la consigna “Paz, pan, trabajo”. Ahora “Tierra, techo y trabajo”, que va a manifestarse a nivel nacional.
R.C: Una fecha que ha tomado mucha más significación a partir de la política de transferencia de recursos de los sectores más humildes y de los sectores populares a los grupos concentrados del capital financiero por parte del gobierno de Macri. Ese primer 7 de agosto de 2016 encontró a los movimientos populares en la calle en unidad. Lo que vos llamabas el Triunvirato: primero tres organizaciones (CTEP, Barrios de Pie y la CCC); y luego se fueron sumando otras: va a ser mucho más grande este 7 de agosto porque se han ido sumando distintas organizaciones sociales de distintas extracciones políticas, como mencionabas recién. Va a ser una jornada enorme porque estamos denunciando, como plantea el Gringo Castro, que el acuerdo con el FMI va a significar un genocidio social. Ya lo estamos viviendo en nuestros barrios, estamos viviendo la dificultad de comer todos los días, el aumento de niñas y niños en los comedores populares, en las copas de leche (como decimos en Córdoba). Hay una gran cantidad de compañeras y compañeros que han quedado sin la changa; que han quedado sin la posibilidad de laburar, aunque en condiciones precarias pero que les permitía acercar unos pesos a su hogar. Estamos en una situación sumamente compleja. Pese a todo las organizaciones populares hemos podido no sólo disputar parte de los recursos del Estado para lo que ellos destinan como contención social para seguir llevando adelante sus planes económicos; nosotros lo vemos también como la posibilidad de seguir fortaleciendo el tejido social, porque sabemos que en estas crisis se nos caen los compañeros todos los días a las peores de las miserias. Hemos podido disputar un recurso en un contexto de retroceso del campo popular, un recurso que es el Salario Social Complementario, que nos permite estar medianamente organizados, seguir organizadas. Con esa fortaleza en el marco de esta situación tan compleja hemos podido avanzar también en la disputa de estas leyes que hemos presentado en el Congreso para las cuales vamos a tener que seguir luchando. En una reunión con Emilio Pérsico decíamos: van a salir estas leyes pero seguramente van a salir sin presupuesto y vamos a tener que pelear mes tras mes, año tras año el presupuesto, como hacemos con el salario social y con la Ley de emergencia social. Hoy por hoy el discurso del gobierno es que ese presupuesto que establecía la Ley de emergencia social está ya agotado y desbordado; sin embargo, seguimos peleando porque sabemos que no es una opción para nosotras y nosotros volver a las olla populares de los '90 y volver a agregarle agua al guiso. Tenemos que seguir disputando trabajo, tenemos que seguir disputando derechos. Creo que este 7 de agosto va a ser una muestra de unidad muy grande y de masividad de nuestros reclamos. ¿Podemos repasar las cinco leyes? I.F: Dentro de ellas está la Ley de agricultura familiar que tiene que ver con políticas públicas por el acceso a la tierra para producir. La Ley de infraestructura social, que tiene que ver con que el Estado nacional (y enmarcado en eso: el Estado provincial con la Ley de economía popular) contrate a las cooperativas de los barrios para hacer los trabajos necesarios de infraestructura urbana, ya sea cordón y cuneta, cloacas, etc.; y que no sea dinero destinado a una multinacional. La Ley de adicciones para fortalecimiento de los espacios donde van nuestros compañeros y compañeras que tienen problemáticas de consumo. La Ley de emergencia alimentaria que implica, en este contexto, poner en discusión qué es lo que están comiendo nuestras niñas y niños en los comedores populares, en los comedores de las escuelas. Éste ha sido un proyecto impulsado más por compañeras y compañeros de Barrios de Pie y que lo hemos ido tomando de conjunto. Tiene que ver con una disputa por el derecho a una alimentación digna y le hemos dado una vuelta de tuerca desde el sector de la agricultura familiar para que esos alimentos que comen las niñas y niños en las escuelas deban ser producidos por el sector de la economía popular. En definitiva, son leyes que están disputando trabajo para nuestro sector, que están disputando derechos para un pueblo que todos los días retrocede en la medida en que cada día hay más personas, niños, niñas, mujeres, jóvenes que caen en una situación de pobreza que es estructural; y que sabemos que con estas políticas de ajuste va a aumentar a niveles que nunca antes habíamos vivido en Argentina. Hay gente a la que le cuesta entender ciertas dinámicas de organizaciones populares, sobre todo cuando tienen las complejidades como las de CTEP y otros espacios del sector respecto de cómo intervenir desde la realidad específica pero también en coyunturas políticas nacionales e internacionales muy complejas como las que estamos viviendo. Teniendo en cuenta que venimos de una semana en la que se están realizando estas movilizaciones por la intervención militar en los asuntos internos, como comentábamos anteriormente; y se vienen otras, como la del primer aniversario de la desaparición y muerte de Santiago Maldonado; y el próximo 7 y 8 de agosto tenemos también fechas fundamentales, como son San Cayetano (que afecta a la economía popular), y la aprobación o no de la ley de aborto en el Senado. La pregunta sería en dos direcciones: ¿qué hace un militante de izquierda más afín a algunos de los planteos que tienen que ver con la legalización del aborto marchando en San Cayetano? y ¿qué hace una mujer peronista ligada a una tradición más vinculada al cristianismo y a las creencias populares marchando con el pañuelo verde? Teniendo en cuenta la tensiones que generan las posiciones oficiales de la Iglesia y en el movimiento feminista.
R.C: En primer lugar, todos y todas en la CTEP, incluso las compañeras que nos paramos desde el feminismo popular, entendemos la importancia del apoyo de la iglesia y de los obispos en estas luchas y reclamos. Han sido un actor importante en un contexto en el que el diálogo con el Estado se había roto. Claramente hace unos meses atrás entramos en una situación a partir de la que empezamos a retroceder un montón de casilleros y en la que tenemos una responsabilidad muy grande para el conjunto de nuestras compañeras y compañeros de la organización. Tenemos un conjunto de salarios sociales y no tenemos la posibilidad de agregarle derechos a ese trabajo: obra social, poder agregarle herramientas, insumos. Ese salario social también fue una conquista simbólica: el Estado está reconociendo a este sector como trabajadores y trabajadoras, y mediante este desentendimiento posterior nos estaba arrinconando al lugar que quiere el poder (y que quieren los grande medios de comunicación) que es colocarnos la carátula de vagos, “planeros”, el sector que vive del Estado, que no produce riqueza en la Argentina. Entonces la Iglesia ha sido un actor importante de la mano de Francisco, que ya siendo obispo ha sabido tomar nuestros reclamos y acompañarlos (ahí está la historia del MTE y de Juan Grabois). Y siendo Papa también comprendiendo el mundo actual y su complejidad y cómo ha cambiado el mundo del trabajo a nivel global, ha podido acompañarnos a nosotros para generar nuevas discusiones y para poner en la agenda nuestra realidad y empezar a discutir una salida. En ese sentido hay un conjunto de obispos y, especialmente, a partir de las nuevas autoridades del episcopado que se han comprometido un poco más. En Córdoba la realidad es bastante diferente, cabe aclarar. Creo que la estructura de Primatesta está intacta, excepto la articulación que podemos hacer con algunos curas de barrio. Pero entendemos que es un actor importante la Iglesia frente a un Estado que nos lleva puestos; y frente a que nuestro sector no se ha logrado instalar para el conjunto de la opinión pública. Estamos dando nuestras discusiones con el movimiento obrero. Por eso mientras más actores tengamos de nuestro lado, pechando para lo que entendemos como el camino de justicia social o de dignidad, es mejor. También entendemos, paradas desde este feminismo popular, que el aborto legal es justicia social. No tenemos una posición institucionalizada en el seno de la CTEP, es una discusión que no hemos saldado. De hecho, nos viene faltando mucha perspectiva de géneros a la hora de pensar nuestra realidad y de pensar la salida de nuestro sector. Justamente ayer tuvimos una muy buena reunión con compañeras de las distintas organizaciones que integran la CTEP en Córdoba y estamos construyendo un espacio horizontal: una Secretaría de Género y Diversidad. De todas maneras es una discusión que no intentamos saldar en este momento porque entendemos que es muy diverso el universo de nuestras compañeras. Nuestras compañeras más humildes ante la ausencia del Estado y ante la incapacidad de las organizaciones sociales de abarcar muchas cuestiones, están muy atravesadas por otras redes de contención que se han ido generando en los territorios; especialmente a partir de los '90 y que son fundamentalmente las iglesias evangélicas, con mucho dogmatismo, con mucha desinformación. Estamos construyendo dispositivos territoriales, primero para generar información, para generar dispositivos a través de los cuales las compañeras puedan acceder a derechos básicos como la salud sexual y reproductiva. Como militantes con los pies en el barro sabemos perfectamente que son nuestras compañeras las que abortan en contextos de clandestinidad y que sin la legalización de esta posibilidad somos nosotras las que de alguna manera le vamos poniendo el cuerpo, a través de redes, socorristas, a través de algunas compañeras en dispensarios. Nuestras compañeras arriesgan su vida al abortar, esa es una realidad. Es una discusión pendiente que estamos dispuestas a dar. Entendemos que esta coyuntura del 7 es compleja. Sabemos que en relación al 8 el clima social se está enrareciendo y justamente estamos discutiendo cómo no ser funcionales el 7 a esta intolerancia que se viene dando desde los sectores anti-derechos. Es importante decir que desde la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito y desde los distintos movimientos feministas, el debate lo hemos dado en un marco de mucho respeto y mucha tolerancia. Han sido estos otros sectores los que han tensado y han generado distintos hechos de violencia y provocación.
I.F: En principio, lo que significa el 7: San Cayetano y todo el imaginario; no hay que negar la religiosidad popular que existe en los barrios y en los territorios. Hablábamos de los evangelistas que tienen todo un trabajo muy de base y que los compañeros y compañeras son creyentes. Hay que pisar el barro y no pensar las políticas desde lo abstracto. En Córdoba, puntualmente, articulamos con personas de la Iglesia pero no articulamos con la Iglesia como tal. Hay personas de la Iglesia con las cuales podemos discutir franca y abiertamente, pero así y todo con un claro objetivo que es mejorar las condiciones de vida de cada compañero y compañera que habita las barriadas. En ese marco el 7 de agosto nos sirve a los movimientos populares para capitalizar un montón de otros sectores que de otro modo no se podría. Por ejemplo, pensar en el trabajo. Nosotros decimos que el trabajo quizás no dignifica, pero sí queremos empezar a dignificar el trabajo, que es otra cosa. Hablar de San Cayetano, el Patrón del Precariado si se quiere, termina siendo una herramienta útil a la lucha. En relación al aborto: la CTEP es un órgano gremial donde conviven diferentes posturas, diferentes líneas, entonces el debate sigue abierto y está bien que continúe así hasta ir trabajando unas posiciones políticas más firmes, más consolidadas. Pero no hay que perder de vista que la CTEP es una organización gremial en la que necesariamente tienen que convivir todas las tendencias habidas y por haber.
*Entrevista realizada por Mariano Pacheco en la emisión radial de La luna con gatillo del jueves 26 de julio de 2018.