Por Tomás Astelarra
Desde su estadía en Colombia, Tomás Astelarra viene investigando la relación de las masacres paramilitares sobre los pueblos originarios con el plan de extractivismo y despojo del capitalismo multinacional en clara complicidad con el gobierno de Álvaro Uribe Velez, durante cuyo mandato se dio uno de los mayores genocidios y desplazamientos de la historia contemporánea en América Latina. La exportación de este modelo es evidente, y tiene en Argentina una de sus patas en la relación del ex-presidente colombiano con Mauricio Macri y el gobierno de Cambiemos. ¿Por qué este tema no es parte de la agenda de periodistas e intelectuales dizque progresistas?
Mi amigo Colo dice que no le interesa la política. Eso dice. Porque para mi la salud es política. Y el Colo se dedica a la medicina natural. Sus medicinas incluso llegan a los paisanos y paisanas, oriundos de Traslasierra, que han encontrado en él la sanación que no les dan las farmacéuticas multinacionales ni el negocio de la medicina alopática.
Pero la cuestión es que el Colo, al que no le interesa la política, un día me dice en un asado-minga en la tatusera de Yacanto Dawn: “Ayer me acordaba de un viaje a Rosario con la Colo hace como diez años que vos decías que en Argentina se iba a imponer el modelo narcoparamilitar colombiano. Pensé que estabas re loco. Pero hoy viendo lo que pasa en el país creo que casi eras un visionario en ese tema”.
La Colo, es Nadia Fink, escritora y editora de las Antiprincesas y del portal de Noticias Marcha. Hace unos meses me escribió pidiéndome una nota acerca de estas relaciones entre el plan de exterminio y expropiación de tierras y recursos de los pueblos originarios en Colombia y la actualidad Argentina, donde Álvaro Uribe Velez es modelo con su “Seguridad Democrática” y la intervención militar local y gringa crece día a día.
“La tercera cuestión que explica la opción del Norte por Colombia se relaciona con su larga experiencia en el control de los movimientos populares. El país ha sido un laboratorio de neutralización de la protesta social, que fue acotada por una hábil combinación de represión, infiltración y cooptación. De hecho Colombia es el único país sudamericano donde la vieja oligarquía de la tierra y la cruz sigue dominando desde la independencia, hace ya doscientos años. Al parecer, el papel asignado es el de exportar el modelo de utilización del narcotráfico para enfrentar a los movimientos populares con el menor costo político y de legitimidad para las Fuerzas Armadas. La “colombianización” de México tiene como resultado el asesinato de más de 200.000 personas y la desaparición de 40.000 en la llamada guerra contra el narcotráfico que es, en realidad, una agresión sin precedentes contra los sectores populares organizados, las mujeres pobres y los pueblos originarios”, afirma el periodista uruguayo Raúl Zibechi explicando el porque de la incorporación de Colombia a la OTAN en una reciente nota publicada en Prensa Rural.
“Mientras los grandes medios de comunicación y las redes sociales afirman que la expectativa de vida llega hasta pasados los setentas años, este avance científico no llega a muchas pibas y pibes de estas regiones ¿Qué hacemos nosotros ante esta realidad? El narcotráfico es el ciclo capitalista actual de acumulación de dinero fresco e ilegal, que alimenta otras actividades legales. Y junto a las armas conforman esa manera de concentrar efectivo sin rendir cuentas a nadie. Hay muchas armas y muchas drogas entre los pibes y el pueblo en general porque así se mantiene el sistema. Luchar contra el narcotráfico es luchar contra el capitalismo”, dice el periodista Carlos del Frade en su libro Ciudad Blanca, Crónica Negra. Y vuelve a opinar Zibechi: “Usualmente se suele hacer una separación entre el narco y el capitalismo o el estado como si fuera algo anormal, pero la forma de acumulación capitalista es una forma de guerra, de destrucción de los pueblos, y es muy similar a la de los narcos. Si uno observa el resultado de la actividad narco, es un enriquecimiento de actores, de personas, de familias… en una empresa rigurosamente capitalista, usando métodos de extrema violencia. La minería, los hidrocarburos, la soja…tienen formas similares. Por otra lado vemos que hay una confluencia de intereses entre narcos, policías, militares, burgueses, que están seriamente interesados en aniquilar al movimiento popular, en destruir el tejido social, todo aquello que pueda ser una resistencia a sus intereses. Por otro lado el lavado de dinero del narco ha permitido que la banca financiera siga existiendo”. Dice la intelectual y activista mexicana Raquel Gutierrez en referencia a las protestas populares exigiendo justicia en México por los 43 estudiantes de Atyonzinapa y tantos otros miles de desaparecidos: “Desde comienzo de la guerra contra las drogas, en la narrativa oficial, todo lo que pasaba, todas las muertes, tenían que ver con el narco. Esa narrativa esta rota y no puede ser recompuesta y cambia la manera en como sociedad vamos comprendiendo las cosas. Por eso estamos diciendo: “No fue el narco, fue el estado”. Atyonzinapa mostró la punta de un iceberg, una trama de complicidades entre actividades empresariales legales, fuerza policiales, con una presencia muy difundida del ejército. El discurso conexo con la guerra contra el narco era el de la corrupción, como si hubiera instituciones políticas que funcionaran y que simplemente a veces se corrompen, Lo que se exhibió en Atyonzinapa fue el hecho de que la estructura política permite que empresariados que representan vínculos con lo criminal y lo no criminal, compran la actividad política, tienen un mercado político. Es esta trama oscura de complicidades la que se ha roto y eso es lo que nos tiene en este estado de alerta y movilización. Porque por fin vamos pudiendo entender y nombrar lo que está pasando”.
La otra parte del mostrador intelectual
La semana pasada la cobertura periodística de las elecciones en Colombia, mostrando el triunfo de Ivan Duque como un hecho aislado e incluso calificando de pacífica una contienda electoral plagada de amenazas y asesinatos a líderes sociales, despertó mi indignación ante la prensa “canalla”.
Es precisamente en página 12 donde encuentro un capítulo del programa “Latinoamérica Piensa” dedicado al narcotráfico en el continente. Con la conducción de Nicolás Trotta, abogado de la Universidad de Belgrano con amplia experiencia en la función pública y actualmente director General de la Editorial Octubre, Presidente de UMETEC (Innovación y Desarrollo de Tecnologías para los Trabajadores), y rector de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo, todo parte del grupo Octubre de Víctor Santa María, Secretario General de SUTERH y presidente del Partido Justicialista porteño. El programa esta auspiciado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). La creme de la creme de la intelectualidad progresista argentina.
Después de una presentación con las voces de Perón, Alfonsín, Nestor y Cristina Kirchner, Rafael Correa, Lula, Dilma, Lugo, Evo, el Pepe Mujica, Chavez, Fidel y hasta el papa Francisco con imágenes alegóricas al ciclo progresistas en América Latina mostrando pueblos sanos y felices en ciudades y campos, la intro de Trotta dice: “Hoy vamos a abordar una problemática central de la realidad de nuestra América Latina: El Narcotráfico y el crimen organizado”.
Ahh! Va a hablar del estado, el capitalismo, las empresas multinacionales, la violencia institucional, como Del Frade, Zibechi, Gutierrez y tanto otros. Puede ser interesante.
“Dialogaremos con especialistas de todo el continente que sumarán sus miradas y análisis, América Latina precisa construir una agenda autónoma, independiente, que le permita abordar el problema del narcotráfico y del crimen organizado. Sumaremos la mirada de está próblemática en Colombia México, Argentina, Brasil...para comprender las complejidades que se nos presentan nuestros países cuando el propio estado es quien asume el liderazgo de los procesos delictivos vinculados al narcotráfico”.
Bien. ¿Los pueblos y pueblas no van a hablar? Bueno, tampoco te pongas tan exigente. Dijo que el estado es narco. Y si habla de esos países evidentemente va a hablar de los grupos paramilitares, la violencia del estado, el extractivismo. Algún dirigente tienen que entrevistar.
Arrancan con Marcelo Sain. Un capo. Habla de las relaciones entre el narcotráfico y las fuerzas de seguridad, de como los gringos impusieron la guerra contra el narcotráfico en América Latina pero en Estados Unidos, que es el principal consumidor del mundo, no hay tal guerra. Es una buena introducción. Medio noticia vieja y no hace relación con la cuestión económica y del extractivismo, de como el narco es excusa para reprimir a los pueblos. Pero paciencia. Ya viene.
“De Estados Unidos pal sur hay desgracias, pero cuando la cocaína pasa la frontera, hay paz. No hay control de los grupos narcos, de la policía, de la justicia. Pero para afuera venden el paradigma del combate a las drogas. Bajo ese paradigmas se va aumentado la producción, el narcotráfico y el consumo con redes criminales por lo menos con fuerte convivencia estatal”, dice Saín. ¿Por lo menos? Igual un capo Saín.
Las imagenes muestran pibes de los barrios arrestados por la policía, incautaciones y un villero ¿armando un pucho de marihuana? ¿Pero no se enteraron que la marihuana es una droga menor en vías de ser despenalizadas en el mundo y legal en Uruguay?
Viajando por lujosos salones de América Latina
Trotta y todo su equipo de producción se desplazan a Colombia. Un salón pulcrísimo, con moldaduras rococo, grandes puertas de madera fina y vidrio, una señora cómodamente sentada. María Victoria Llorente de la Universidad de Los Andes.
Mirá, no la había oído nombrar. Y la Universidad de los Andes es medio la Belgrano, chetonga. Y si, por eso el acento gomelo que tiene la doña. Pero no seas prejuicio Astelarra, vos también estudiaste en una universidad cheta. Ahora si que hablan de Uribe y sus narcoparacos.
¿Está diciendo que el estado derrotó a los carteles? ¿No estará hablando de Uribe que fue, además de ex presidente de Colombia, y jefe del futuro presidente de Colombia, fue la personas que como director de Aerocivil de Medellín le permitió a Pablo Escobar exportar cocaína vía aérea a Estados Unidos y que en los ochentas era sindicado según la DEA como el número 82 en la lista de narcotraficantes más buscados? ¿Qué el acuerdo de paz con las FARC permite la descriminalización de los cultivadores de coca?¿Y los treciento y pico de dirigentes sociales asesinados desde el acuerdo de paz? Bueno, esos planta yuca, platano, frijoles. Todavía pueden ser criminalizados.
“Pero esta violenta historia en que el cultivo, la producción y el tráfico de drogas ilícitas influyó en el conflicto armado y la financiación de guerrillas y paramilitares durante décadas tuvo un capítulo decisivo en las negociaciones por el acuerdo de paz entre el estado colombiano y las FARC”, dice Trotta. !Vamos! !Dijo paramilitares! Eso si, según cifras del Programa Somos Defensores, en 2014 se registraron 55 asesinatos a líderes sociales. En 2015 fueron 63 los casos y la cifra continuó creciendo hasta llegar a 80 en 2016 y trepó a 106 en 2017. Alrededor de 98 líderes sociales han sido asesinados en Colombia durante este 2018. Según estos datos el acuerdo de paz con las FARC no sería un “capítulo decisivo” en el fin de la violenta historia.
!Paraaaaaa! La cheta me la banco pero Juan Manuel Santos, ex ministro de Guerra de Uribe y heredero del multimedios el Tiempo, uno de los principales cómplices del genocidio colombiano diciendo: “hoy comienza el fin del sufrimiento” me parece mucho. Además de casi 2 minutos en un video de 40 hablando del acuerdo de paz, que insisto, no sería el tema central en la cuestión del narcotráfico y el crimen organizado. ¿O está diciendo como dice Estados Unidos que las FARC son el principal cartel narco, es decir crimen organizado, que fue la excusa del Plan Colombia, que según los expertos sirvió para financiar narcoparamilitares desplazando pueblos de sus territorios para dárselo a las multinacionales?
Recuerdo una entrevista con el ahora candidato Gustavo Petro, entonces senador, que ante el anuncio de Bush sobre que las FARC eran el principal cartel narco de Colombia (en plena campaña de reeleción de Uribe), dijo: “Bush en su afán de legitimizar a Uribe terminó haciendo una expresión incorrecta, no porque las FARC no trafiquen cocaína, sino porque su ubicación geográfica en el suroriente (lejos del mar), no es la más propicia para exportarla. El principal cartel exportador es el paramilitarismo, que además tienen un know how que monopolizan en términos territoriales (en la zona del pacífico chocoano y la costa caribe)”.
Poco antes, en 2005, había comenzado el escándalo de la “parapolítica”, del cual Petro sería uno de los principales impulsores en el senado. Rafael García, jefe de informática del DAS (el organismo de seguridad colombiano), confesó que el organismo había facilitado a los paramilitares la lista de varios dirigentes sociales asesinados, entre ellos, dos sindicalistas de la multinacional del carbón Drummond. Además habló de fraudes electorales a favor del gobierno, una presunta conspiración para matar al presidente venezolano Hugo Chávez, y hasta llamadas a funcionarios para que pusieran a disposición del jefe paramilitar Jorge 40 la camioneta presidencial. Los vínculos entre el gobierno de Uribe y los narcoparamilitares comenzaron a crecer como las fosas comunes en todo el país. Mediante la Ley de Justicia y Paz se desmovilizaron los grupos paramilitares (Autodefensas Unidas de Colombia). Los jefes de las AUC comenzaron a dar entrevistas contando las vinculaciones no solo con el gobierno, sino con empresarios locales y multinacionales, incluso ongs. Fueron todos extraditados a Estados Unidos como “narcotraficantes”. No se hablo más de la narcoparapolíticaempresarial.
Eso fue entre 2005 y 2008. Pero ni Trotta ni su amiga colombiana se enteraron.
Dice Llorente refiriéndose a la vida narco en Colombia después de los carteles: “Hoy la producción es la misma y las zonas son las mismas,. La coca esta asociada con estructuras criminales, la presencia de la guerrillas, pero lo que está por debajo es la ausencia de bienes públicos y un estado no desde la fuerza y la autoridad sino un estado que pueda abrir oportunidades para la población. El acuerdo de Paz con las FARC tiene esa intención”. Podría hablar con el Evo Morales pa' que le cuente que coca no es cocaína, y que todos los intentos de economía alternativa a la coca de la USAID en el Chapare fracasaron. Entre otras cosas porque ni a los Estados Unidos ni a sus gobiernos o estados cómplices en América Latina le interesa que los campesinos produzcan. ¿No te estoy diciendo que el Plan Colombia es en realidad un plan para desplazar campesinos de territorios estratégicos para que los ocupen los gringos con sus planes de extractivismo, consumo y muerte?
Hacerle el juego a la derecha narcocriminal
Trotta vuelve a la Argentina. Está sentado en un sillón muy fashion verde en una sala que parece ser el estudio u oficina de Juan Gabriel Tokatlian, sociológo con master y doctorados en todo el mundo.
En México entrevistan a Carlos Antonio Flores Pérez, doctor en ciencias políticas y sociales. Otro salón lujoso donde hablan con Trotta mientras pasan imágenes siniestras de las calles del país donde solo de 2010 a 2016 fueron asesinados 154.557 personas y en el 94.8% de esos casos no hay un culpable sentenciado, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Con razón esta gente no sale a la calle. Ni habla claramente de la relación del narco con el estado y las empresas y el gobierno de Estados Unidos y el plan capitalista extractivista que financia sus estudios y consumo de clase media alta.
Dice Trotta: “Bajo la excusa del narcotráfico, el terrorismo y los supuestos enemigos que afectan su seguridad nacional, en los últimos años Estados Unidos instaló varias bases militares en todo el continente. El crecimiento de los grupos paramilitares, operaciones de contrainsurgencia, aumento dela producción de la coca, y el comercio ilegal de drogas, son el saldo negativo de la llamada guerra contra las drogas que siguen sumando víctimas fatales de a miles en nuestra América Latina”. Es solo una mención elíptica del meollo de la cuestión que seguirá rondando la tangente hasta caer en el olvido del informe. Por supuesto que cuando entrevistó al Evo tampoco tuvo tiempo para que el líder cocalero le explicara la diferencia entre coca y cocaína.
Por que mi pregunta de fondo es: ¿Acaso no es esto hacerle el juego a la peor derecha criminal y narcotraficante que hoy ostenta el poder con un plan sistemático de asesinato de nuestros pueblos, esos mismos pueblos que mostrar felices al principio? ¿Cómo puede ser que durante todo el kirchnerismo muches de nosotres nos hallamos bancado que nos digan que hacíamos juego a la derecha cuando denunciábamos la sojización del país, la minería a cielo abierto, la ley antiterrorista y la asesoría de Uribe para sacar gendarmería a las calles y ahora se hagan los sotas con un tema tan delicado? ¿Ignorantes, cómplices, irresponsables?
Legalización de la marihuana en Uruguay, del aceite de cannabis en Argentina, la doña colombiana asegura que “existe evidencia que Estados Unidos en años anteriores hizo esfuerzos importantes para controlar el consumo interno y para cambiar la perspectiva de como se enfrentaba este fenómeno”, Maxi Montenegro habla de guerra narco en la triple frontera, sale Adolfito Rodríguez Saa en un informe sobre narcos colombianos en Argentina (nadie habla de Mi Sangre), Pichetto dice que Rosario es la nueva Medellín, Sain sigue hablando de las rutas de la droga y cuando Trotta le pregunta si vamos rumbo a México o Colombia dice: Imposible. ¿Por qué? Porque no estamos en la frontera con Estados Unidos ni podemos producir merca como en Colombia. Me dan ganas de gritarles: “¡La droga es una excusa, como el terrorismo! La neda son los recursos naturales y la criminalización de los pueblos”. Quizás hablen de eso en el programa de Educación, o Ciencia, o la entrevista con Ernesto Sampero o el Pepe Mujica. Trotta anuncia: “El próximo programa debatiremos de la importancia de la ciencia y tecnología en el desarrollo de nuestro continente, el impacto delas políticas neoliberales y como eso afecta la ciencia y tecnología”.