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Cine y Dictadura: cuando la Contra Córdoba estanca el movimiento de la memoria

Especial #24M

Por Lea Ross

Córdoba tendrá su primer 24 de marzo sin Luciano Benjamín Menéndez. Con el fallecimiento de “la muerte”, como se lo ha calificado desde organismos de derechos humanos, deja abierta algunos interrogantes proyectivos sobre la memoria desde el cine: ¿Qué miradas hubo en Córdoba sobre la dictadura? ¿Qué concepciones de la memoria se han puesto en una provincia formada bajo un amplio aparato represivo, ejercida por el comandante del III Cuerpo del Ejército?

Algunas posibles respuestas se dispararon en un encuentro con cineastas cordobeses en la charla denominada “Memoria en movimiento, Arte en expansión”, realizada el miércoles pasado en el Centro Cultural España Córdoba.

Ana Mohaded se define como documentalista y es sobreviviente de la dictadura. Entre sus trabajos audiovisuales, se encuentra el cortometraje Palabras, realizada años después del juicio contra la Junta Militar en 1985, donde fue citada a declarar, y en los albores del primer juicio contra Menéndez en 2008 en Córdoba: “Palabras fue hecha en medio de los juicios. Cuando comencé con Palabras, empecé a pensar que siempre tenemos que hacer algo que cuente hacia afuera el juicio”.

Para ver un fragmento de Palabras: https://www.youtube.com/watch?v=7HGhQqQH6Z4


Mediante una filmación en primer plano, y un trabajo de edición de sobreimpresiones con inserts y planos detalles de su computadora, Palabras es un intento por acomodar la plétora de enunciados que salen de la cabeza de una sobreviviente, donde los recuerdos del horror y las profundizaciones del presente se mezclan y se solapan abruptamente. “El cine es centralmente una cuestión de movimiento. Y la memoria también. Si no es movimiento, no estamos hablando de memoria. Estamos hablando de tradición o de un pasado estancado”, señala Ana.

“Cuando Ana hizo Palabras, en ese momento no había nada. Era casi tierra virgen en el cine. Y es casi como un legajo: había que decirlo y era la forma más inmediata de decirlo. Después, cuando vos vas complejizando ese discurso, aparecen otras formas”, señala Federico Robles, otro trabajador del formato audiovisual, mucho más joven, y autor del corto experimental Salmón, realizado en el 2012. En este caso, una posible doble concepción sobre la contracorriente, tanto como introspección de la memoria como el pararse de frente a lo establecido y sus trágicas consecuencias.

Para ver Salmón: https://vimeo.com/46324114


Federico enumera las continuaciones de las diferentes formas cinematográficas a la hora de encarar la Dictadura: “Lo urgente siempre fue la denuncia. Contar los hechos. Luego vino quién cuenta los hechos, es decir los testigos. Después viene la cuestión más subjetiva, en primera persona: hacen obra los que participaron. Yo cuando hice Salmón, fue una cosa más experimental y más de mí, que ya había varias cosas, y me parecía que la discusión en torno a la memoria implicaba una vuelta de tuerca más. Que me parece que eso es lo que está pasando ahora: cómo el cine cuenta la Historia de los años 70. Porque ya se mostró de muchas maneras distintas”.

Otro de los trabajos más recordados en Córdoba fue 76/…, realizado en 2006 por Lucas Schiaroli. “En un momento, hice una investigación sobre el cine de los 70 en Córdoba, y era uno de los muy pocos trabajos que había en ese momento”, señala Ana Mohaded. Con alusiones a la famosa carta de Rodolfo Walsh, 76/… cuenta la historia de un escritor con problemas de la vista, fruto de un siniestro vial. Al igual que Palabras, las teclas vuelven a tener su presencia y las imágenes entre los setenta y la actualidad de ese entonces se chocan, al ritmo del estampado de las letras sobre la hoja blanca.


¿La Contra-Córdoba en el cine?

En Córdoba, los trabajos audiovisuales referidos a los años setenta -ya no solo de la Dictadura- pueden mostrarse entre formas y estilos diversos. Pero quizás, no lo suficiente. Posiblemente, como parte de la persistencia de Menéndez, en una provincia atada en la melancolía y la angustia.

Para Ana, sobre los trabajos audiovisuales referidos a aquella década, “hay una idea que afirma que hay muchísimo sobre los años 70. Y es una idea sin argumentos. Porque en realidad, rastreándolo en toda la Facultad de Artes (de la Universidad Nacional de Córdoba), sobre los 70 hay muy poco. Casi no hay. Lo que tal vez hay es que hubo un instante en donde hablar de los 70 era hablar de los 70. Como poner a la Historia lejos, y no la construcción de la memoria. Es probable que lo que haya bastante es sobre algunas historias sobre el pasado. Y como tiene tanta carga dramática que continúa en herida abierta, aparece como un gesto doloroso que ya no se quiere volver”.

Para Federico Robles: “Más allá de que si hay mucho o poco, lo que sí ha habido son distintas apuestas para que la forma que tome la memoria sea novedosa. Tenemos un estilo autobiográfico, después vinieron otros que hicieron ensayos, que luego se han hecho desde la primera persona pero no como protagonista sino del lugar del hijo o nieto. Ese poner en crisis la forma y la narrativa, me parece que eso hace a la memoria moverse. Porque te genera nuevas preguntas. Al poner en crisis la forma, cuando se arriesga formalmente, eso hace avanzar a la memoria. Porque te dispara preguntas nuevas. Y creo que estamos en un momento que habrá que preguntarse cómo debería hacer esa nueva vuelta de tuerca”.

Sin embargo, para la autora de Palabras existe otros formas de expresión que se han adelantado al cine a la hora de hacer memoria, es decir en movimiento. Entre ellas, las movilizaciones anuales del 24 de marzo: “La marcha marca un modo de resistencia con movimiento, con la actualización de la demanda, con la puesta en el cuerpo, el baile, con toda esa creatividad que se pone ahí. Pero a las obras de arte aún no han recuperado esa vitalidad, esa fuerza, esa energía y sigue planteándose como herida y dolor. Y eso es quizás donde sale esa idea de que hay mucho de los 70. Y no, no hay mucho, hay muy poco. Muy poco en términos de memoria: conectándolo esas cuestiones centrales con el presente y con proyectos de país, con búsquedas, con lo que se recoge colectivamente”.

“Siempre se habla de una Córdoba revolucionaria. Pero también hay una Contra Córdoba, como diría Diego Tatián, que también tiene un peso muy fuerte en su circulación. Funciona como un peso grande entre la relación de los setenta con la tragedia. Cuesta salir de ese punto. Y cuesta porque ha sido central La Perla, la muerte, el poder de Menéndez. Y ha sido difícil librarse de eso y ha tenido toda esa permanencia desde la amenaza y la sobrevivencia. ¿Cuánto hace que Menéndez se ha puesto un cuchillo y quiso apuñalar a uno? Eso es una construcción”, concluye Ana, en referencia a la emblemática foto sacada por Enrique Rosito, allá por 1984, donde el represor pretendió apuñalar a unos manifestantes mientras salía de un estudio de televisión.

La amenaza de ese cuchillo de más de veinte centímetros de largo, utilizado por los soldados paracaidistas, impregnada en papel fotográfico, de alguna manera es ese filo que pone en vilo hoy en día en el arte audiovisual cordobés, a la hora de tratar de hacer mover la memoria setentista. Un palo en la rueda como solo la Contra Córdoba se permite dejarse clavar.

Fotograma: 76/…

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