Huele a Masacre Avellaneda. A enfrentamientos. A represión. A hambre. A pobreza. A piquete en lucha. A puente en pugna. Manifestantes que no se repliegan ante el desborde asesino, y le plantan cara al teatro morboso y deslegitimado De los administradores del conflicto. Huele a Masacre Avellaneda. Plomos de la bota enardecida. Piedras contra el pelotón. Los evasores de la dignidad acusando al pueblo de matarse entre sí y versionando la infamia, para no perder la costumbre Tras el asesinato. Huele a masacre Avellaneda. A ejercicio homicida. A pescado podrido de un periodismo obsecuente. A despropósito taimado. Avellaneda huele a Maxi y Darío, baqueanos del valor de todxs lxs que no miran a otro lado.
Carlos Salinas (Blidach)